Redacción comercial (literatura) Género: Ensayo.

 

 

 

Hace 89* años Gallegos te bautizó “la barbarie”. Aquel día, inesperado e infeliz, el ultraje ensombreció tu inocencia. Creciste robusta e implacable, cargada de voracidad punitiva. Eres reflejo de belleza, a su vez velado por un placer constante de agrio sabor. Aprendiste erróneamente de aquella experiencia, pues hoy, 89* años más tarde, sigues siendo deshonrada por todos, incluso por aquellos que profesan amarte y protegerte al abrazar tu fortuna y simular su custodia. Nada más cruel y bárbaro.  Tanto como tu nombre.  

Ahora es más sofisticada y aguda la conducta de tu psique y directriz, aunque parezca sin rumbo y destino ciertos. Tu riqueza, de apariencia inagotable, ha sido el hambre de los hombres de mala voluntad. Sin embargo, enceguecida por el dolor castigas de ipso facto a los más vulnerables, pero aguardas más de lo debido para poner fin a los de dura corteza: estrechando al nepotismo, al despotismo, a la crueldad, la brujería, la corrupción, la injusticia y la traición; errónea tregua que en realidad se traduce en una debilidad que corroe y acecha contra ti misma, contra cada rincón de tu ser. Tus dulces aguas se han teñido de mal sabor. Tus océanos conciben cada vez menos, la necesaria vida con la que la humanidad fue creada para coexistir. Tus tierras incultas, unas echadas al abandono, otras, fértiles pero de fruto pérfido. Encuentros entre el hambre, la insalubridad y la miseria son el producto de esta lujuria que has permitido implantar a través de una fortaleza infame. Te presentas violenta y tierna en un juego de palabras eufemísticas que envuelve la inocencia de otros, tal y como aquella que te fue arrebatada. Pagas con la misma moneda, sin observar que vivimos sitiados en un círculo. Regia toxicidad… pero como dijo Gallegos: “aún existe una raza buena, que ama, sufre y espera”. Entonces, detente, barbarie. Que la nobleza te abrace para que el equilibrio te alcance.

 

 

 

 

 

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